
Le parece un mal sueño, una película de terror. De los 15 años que Edgar Herrera tiene en el mundo funerario, no había visto tantas muertes diarias en Guayaquil.
Según lo que sus colegas y, en su funeraria Saexe, han calculado, “están muriendo, al menos, 170 personas al día”, desde que empezó la emergencia sanitaria del COVID-19. Antes, había un promedio de 40, asegura.

Aunque esta cifra no ha sido contrastada por ninguna autoridad, que mantiene el índice de fallecidos por coronavirus en 36, el aumento de las muertes en Guayaquil, que como ha comprobado este Diario deriva en una tardanza en el levantamiento de cadáveres, también dificulta el trabajo de las funerarias.
“Nosotros sí retiramos los cadáveres de los domicilios, pero siempre y cuando haya un certificado de defunción. Sí hay familias que llaman, desesperadas, pero sin ese documento no podemos”, indica Herrera.

Su establecimiento, aclara, ha limitado su funcionamiento a la entrega de cofres, pero a diario recibe más de 10 llamadas de parientes que les piden que vayan a llevarse los cadáveres.
“Muchas funerarias están colapsando. Es una situación grave”, apunta.
Asegura que, en promedio, por horno se puede realizar una cremación cada tres horas. Es decir, ocho diarias si se trabajaran las 24 horas.

En Guayaquil solo hay tres crematorios: en la Junta de Beneficencia, Jardines de Esperanza y Parques de la Paz, por lo tanto solamente pueden hacerse hasta 24 procedimientos al día.

Adelantó que están conversando con la Federación Nacional de Funerarias del Ecuador para proponer, si la situación continúa, que se hagan cremaciones o inhumaciones colectivas. Teme un colapso futuro.

Las cifras nacionales de fallecidos por el coronavirus han ido en aumento.EXPRESO