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IZQUIERDA O DERECHA



Es común escuchar a un ecuatoriano decirse que es de izquierda. Pienso que al autoproclamarse izquierdista y por el tono en el que lo proclama, ser de izquierda debe ser, ser un héroe. Así que, automáticamente cuando te dices que eres de izquierda, eres el bueno de la película, el sufrido justo y honesto que al final de la cinta y cuando estás casi por fallecer, triunfas en tu lucha contra los malos y delincuentes de la derecha.

Más, ¿es cierto que los de la izquierda siempre son buenos o, simplemente se trata de histrionismos con los cuales cúmulos de necesidades que datan desde la temprana infancia son consolados?

Supuestamente alguien de izquierda está preocupado por los derechos humanos en general y los de las minorías en particular, es un apasionado defensor de políticas públicas en las cuales el estado es un ente sensible y omnipresente; y, a más de todo ello, es un nacionalista que defiende lo propio y se enorgullece.

“Chendito no más”, dicen las colegialas casi de inmediato cuando manifiestan algo que no es la verdad y, esta frase se podría aplicar a la gente que se dice de izquierda, pues cada una de las acciones a las que dedica su vida se encaminan a hacer lo contrario.

Mi opinión, y muy personal sobre el izquierdismo en Ecuador se formó por lo que he visto y atestiguado.

Todos los que se han dicho de izquierda sueñan con disfrutar los encantos de la burguesía: un carro y si es caro mejor, ropa de marca, una visa al país que en sus discursos condenan, tener a sus hijos estudiando en el exterior o universidades privadas, direct tv, un plasma, un sueldo jugoso, etc. Así que, en el fondo de las consciencias la diferencia entre izquierda o derecha pierde su piso; pero, ello no queda en la inocencia de actos deseados y no satisfechos que como humanos tenemos.

El problema es que un izquierdista ha vivido su vida mimetizándose entre la masa para detectar sus necesidades y, usa ese descubrimiento –lo que necesita la masa, como puente hacia la consecución de sus objetivos muy personales –el estilo de vida burguesa que secretamente adora y envidia. Al no tener poder económico por mérito propio o herencia, lo mejor es usar su descubrimiento y facilidad de palabra para convencer a la masa.

No es coincidencia entonces que, de los carniceros más grandes que ha tenido la humanidad, aquellos por cuyas leyes y ambiciones corrieron ríos de sangre, hayan sido izquierdistas, socialistas o comunistas. Stalin, Pol Pot, Mao, Hitler, todos nacidos y criados en la miseria, con gran facilidad de palabra.


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