Margarita y Segundo se juran amor en la sala de un hospital
El día que a Margarita Aguirre le dijeron que su cáncer estaba en la etapa final, se convirtió en el más feliz: se casó con el hombre que ama.
La historia de amor de esta pareja inició hace más de diez años, cuando Margarita se separó del padre de sus tres hijos, con quien recuerda que tenía problemas.
Ella viajó de Quito a Portoviejo con sus hijos hasta la casa de su hermana melliza, en la ciudadela Pacheco.
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En este sector Margarita cuenta que conoció a Segundo Sornoza, que de a poco se fue ganando su cariño por medio de los detalles, salidas y las largas conversaciones.
Cuatro años después, el amor de la pareja era incontenible y decidieron unirse, menciona su hermana melliza Maribel.
“Yo lo conocía a él (Segundo) que era una buena persona y le dije que no tuviera miedo y se uniera”, relata Maribel, sin imaginarse que su hermana se casaría en un hospital.
La familia asegura que Segundo conocía sobre el cáncer de tiroides con el que Margarita ha luchado durante 11 años, pero él ha sido uno de sus motivaciones para seguir.
Margarita confiesa que siempre quiso casarse, pero Segundo le decía que sería a su debido tiempo.
El día. Hace dos meses su salud se complicó, pues el cáncer llegó a la etapa terminal.
El viernes pasado, mientras estaba con oxígeno en una sala del hospital de la Sociedad de Lucha Contra el Cáncer (SOLCA), varios de sus familiares lloraban porque les habían informado que su cáncer había llegado a su final, explican.
“Me mandaron a
morir y yo les dije: ‘aquí el único que decide es Dios’”, expresa Margarita, agregando que ese mismo día Segundo le pidió matrimonio, lo cual la puso feliz.
Sobeida, la hermana mayor de Margarita, explica que al conocer la noticia empezaron a armar los preparativos de la boda.
Una de sus parientes que había llegado de Estados Unidos les regaló la tela y los anillos de compromiso, mientras que una de sus vecinas le confeccionó el vestido.
Ese día todos se pusieron ansiosos, tanto así que no encontraban camisa para Segundo, y pese a que sus zapatos se les dañaron, las ganas de casarse pudieron más.
A las 16h30 del viernes pasado, Margarita, de 43 años; y Segundo, de 50, contrajeron matrimonio civil y eclesiástico en la sala del hospital de Solca.
La luna de miel. Desde ese día Margarita vive feliz. Con una sonrisa dice que no pudo disfrutar de su luna de miel porque recién salió del hospital el martes, pero afirma que pronto se irá con el amor de su vida a Salinas, pues por ahora la hinchazón en sus piernas no se los permite.
Ella ha sido operada por tres ocasiones a causa del cáncer. “Es una guerrera, le da ánimos a los demás pacientes de Solca”, comenta su hermana melliza Maribel.
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