VELORIO. Una capilla ardiente se levantó en el mismo inmueble en el que habitaba María V.
En Calderón la gente está consternada. Una mujer fue victimada de al menos 16 puñaladas.
“Mientras se moría, mi tía me dijo: mijo cuídate porque este hombre no se va a quedar en paz”. Esas fueron las palabras que expresó Luis Valladares recordando la agonía de un ser querido al que quería como si fuera su propia madre. La mujer de 52 años, identificada como María V., falleció en manos de su excompañero sentimental, Luis F. Ella tenía al menos 16 heridas de arma blanca repartidas en el torso y brazos, y no dieron tiempo para que lleguen los paramédicos. Ella falleció al poco tiempo de la brutal agresión.
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Tras cometer el crimen, el hombre intentó quitarse la vida propinándose varias puñaladas. Su estado de salud es crítico y está con pronóstico reservado en una casa de salud. La desgracia ocurrió en las calles José Viteri y Giovanny Calles, en la parroquia de Calderón, norte de Quito. Valladares contó que eran aproximadamente las 02:30 del último domingo cuando escuchó a su tía gritar angustiada pidiendo auxilio. El muchacho corrió a la casa de su ser querido y de una patada logró tumbar la puerta. La imagen con la que se encontró fue tétrica y la tendrá marcada para toda su vida. El hombre estaba sobre su tía con un arma cortopunzante clavándole una y otra vez. “Ya cuando entré solo vi que le sacaba el cuchillo del corazón. Me siento mal porque no le pude salvar”, expresó con la voz sollozante. El joven agregó que intentó golpear al agresor, pero no logró asestar ni un solo golpe porque el criminal amenazaba con herirlo con el cuchillo. Desesperado por el momento, Valladares corrió al patio y ahí encontró un palo de escoba. Regresó a la escena del crimen y vio a Luis F. provocándose heridas cortopunzantes a sí mismo. “Le metí dos puñetes y le tumbé. Le quise matar a punta de puñetes al desgraciado”, comentó con indignación.
Una muerte anunciada El mayor Francisco Hernández, jefe de la Unidad de Muertes Violentas de la Dirección Nacional de Delitos contra la Vida, Desapariciones, Extorsión y Secuestros de Personas (Dinased), explicó que este caso responde a un femicidio, pues el agresor tenía una relación sentimental con la hoy difunta. Agregó que Luis F. frecuentaba continuamente a la víctima sin su consentimiento. Ambos se separaron desde junio y a partir de ese mes la vida para María V. fue un infierno hasta que terminó en su muerte. Valladares informó además que debido a los constantes maltratos, la mujer decidió terminar con la relación. Incluso sacó una boleta de auxilio que le impedía a Luis F. acercarse a 200 metros de la víctima. La madrugada del crimen, el hombre habría ingresado por un terreno de la parte posterior de la casa de la infortunada. Los deudos creen que todo lo tenía fríamente calculado. El muchacho contó que su tía se levantaba todos los domingos a las 02:30 para preparar los alimentos que en la mañana vendería en el mercado de Calderón. Según dijo, el agresor sabía de ese detalle y fue cuando aprovechó su soledad para atacarla con el puñal. Ahora los deudos exigen a las autoridades que si el victimario queda vivo se le aplique todo el peso de la Ley.
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