El Tribunal de la Corte Nacional de Justicia (CNJ) sentenció a 40 años de privación de libertad a Carlos C., tras ser declarado culpable del femicidio de Sandra M., el homicidio de José D. y la tentativa de asesinato de un menor de edad. Además, ordenó el pago de USD 263.520, como reparación integral a los familiares de las víctimas mortales y una multa de 2.070 salarios básicos.
En la sentencia, emitida por escrito el 14 de diciembre pasado, los jueces de la CNJ acogieron el recurso de casación presentado por la Fiscalía y modificaron el fallo de la Sala de la Corte Provincial de Justicia de Cañar que, en julio de 2016 durante la audiencia de apelación, redujo la pena de Carlos C. a 31 años y cuatro meses de privación de libertad, con la aplicación de atenuantes, por femicidio, homicidio y tentativa de asesinato.
Carlos C. interpuso el recurso de apelación luego de que el Tribunal de Garantías Penales de Cañar, en junio de 2016, le declaró culpable de los delitos de femicidio, asesinato y tentativa de asesinato, imponiendo una pena de 40 años de privación de libertad.
El fiscal a cargo de la investigación, Xavier Romo, comprobó que los delitos fueron cometidos el 15 de enero de 2016, en el domicilio de la víctima Sandra M., ubicado en la parroquia Javier Loyola, de Azogues. En este lugar, el sentenciado disparó en la cabeza a Sandra M., de 25 años, con quien tenía una relación sentimental. Luego disparó al hijo menor de edad de la víctima, sin embargo la tía de ella evitó que la bala lesione al niño.
Mientras salía del inmueble, disparó a José D., de 45 años, en el brazo y en la cabeza, lo cual causó su muerte tres días después.
El sentenciado fue detenido horas más tarde de cometer los delitos, portando un arma de fuego. La Fiscalía basó la acusación en contra de Carlos C. con 24 pruebas documentales, entre estas: los informes de autopsia, levantamiento de los cadáveres, inspección ocular técnica y reconocimiento del lugar de los hechos.
También, con los testimonios de agentes de policía de Criminalística que realizaron las pericias de balística y de barrido electrónico, con las que se comprobó que las vainas y las balas recuperadas en la escena del crimen y en los cuerpos de las víctimas fueron disparadas por el arma del sentenciado. Además, que en la mano derecha del sentenciado se encontró pólvora de proyectil de arma de fuego.