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PROPUESTA DE LASSO DE ANULAR VOTO EN PAPELETA DEL CPCCS, DESBARATA INTENCIONES DE OTROS PARTIDOS POL



El voto nulo hace camino: ayer Guillermo Lasso adhirió a la corriente de opinión que se ha venido cuajando en las últimas dos semanas y pidió a sus seguidores votar, en todas las papeletas, por su partido y en la del CPCCS votar nulo. Lasso había propuesto en la campaña 2017 la desaparición del quinto poder, inventado en Montecristi por el correísmo.


Al dar este paso, Lasso se sitúa en un terreno políticamente favorable. Es el primer político que se desliga de la elección de un poder indefendible y que constituyó la columna vertebral del poder correísta. En este punto existe total coherencia política al pedir, como lo hace la sociedad civil, que ese bodrio sea deslegitimado en las urnas para, luego, exigir su eliminación del diseño institucional. Desde ahora el líder de CREO incluso ofrece impulsar la consulta popular: es decir, recoger las firmas para convocarla. Su apuesta es ganadora porque, pase lo que pase, el CPCCS es un poder perverso, impopular en el país y cuyo destino, a mediano plazo, parece sellado.

Guillermo Lasso

✔@LassoGuillermo

En la papeleta del Consejo de Participación Ciudadana y Control Social (CPCCS) vota NULO, y en las demás papeletas vota todo 21.

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19:44 - 24 feb. 2019


Con su decisión, Lasso pone a buen recaudo su partido de un poder cuestionado y crea presión sobre los otros partidos y movimientos que se lo disputan. Dos réditos se anota. Uno: genera una postura inconfortable para partidos, como el socialcristiano y demás movimientos sociales y partidos de izquierda porque los vuelve aspirantes a heredar el poder más impresentable creado por el correísmo.

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Dos: crea un hecho profundamente político porque lo muestra capaz de desprendimiento en aras de principios republicanos. Lasso conecta la lucha contra el CPCCS con la que llevó con el país (a la cual se sumó Lenín Moreno) para recuperar la plena vigencia de la democracia.


En este capítulo, Lasso ocupa un terreno que sabe estratégico en el debate que se le viene al país: una consulta popular para dar paso a reformas constitucionales destinadas a desmontar la arquitectura dejada por el correísmo. La eliminación del Consejo de Participación Ciudadana se convierte, de esta manera, en la primera de una serie de reformas necesarias para la eliminación de la arquitectura institucional que montó Correa y que sigue intacta.

Lasso no cae en la trampa de los políticos que, cerrando lo ojos sobre la naturaleza perversa del CPCCS, aconsejan escoger los buenos nombres y bloquear a los correístas. Ninguno de ellos ha dicho cómo harán para que, una vez recuperado ese poder, lo devuelvan inmediatamente al país, se genere el proceso de reforma y sea eliminado.


En los hechos, Lasso opera, por carambola, una apertura política hacia Lenín Moreno que navega entre sus escuálidas cifras de popularidad y su soledad ante la maquinaria política partidista. El Presidente está convencido de que ese Consejo de Participación debe ser suprimido. Lo charló con Julio César Trujillo y consideró, hasta el 6 de febrero, convocar la consulta popular para retirar a ese consejo las facultades de designar autoridades de control.

El llamado de Lasso a eliminar esa papeleta, su decisión de no aspirar a controlar así sea mínimamente ese poder, lo convierte, en este asunto, en un aliado natural para el Ejecutivo. Ahora Moreno sabe que, suceda lo que suceda el 24 de marzo, Lasso se movilizará a favor de una consulta para desaparecer ese poder.


Es una certeza valiosa en el juego político que habrá a partir del 25 de marzo alrededor del quinto poder. Una certeza de la cual el Presidente puede asirse si por casualidad los eventuales nuevos dueños del CPCCS quisieran convertirlo en rehén para disuadirlo de dar forma al cambio institucional que, tarde, él comprendió que debía efectuar.

Conectarse con la sociedad civil que empieza a entender que es pésimo para la democracia que un poder nefasto pase de las manos de Correa a cualquier otro actor político, no es una magro negocio político para Lasso. Lo pone desde ahora en la palestra en la cual se jugará el debate político después de las seccionales y justo antes de las presidenciales. La pelota en este tema la deja en un campo minado para sus contrincantes.


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