El pasado Martes 11 por la noche, Juan Carlos Rodas Ortega de 36 años de edad, regresaba de una carrera desde la ciudad de Guayaquil a su natal Gualaquiza.
Llegando a Girón, pasando Yunguilla, la camioneta en la que regresaba, fue a parar al fondo de un abismo de 600 metros, según escribe su hermano. Nadie sobrevive un hecho así. Baste ver el estado en que quedó el vehículo.
Juan Carlos a sido un luchador toda su vida, por ayudar a su familia, migró a los Estados Unidos. Allá, trabajaba en construcción durante 10 años, reparando y colocando techos. Quizá este trabajo, le destrozaron los riñones ya que en la composión del roofing paper (papel de brea) están los asbestos.
Volvió con ilusiones e insuficiencia renal a su natal Gualaquiza, junto a su familia planeando construir sus suyos. Para sobrevivir trabajó en todo, incluyendo el transporte. Debía realizarse las diálisis en Cuenca los Lunes, Miércoles y Viernes de 11 de la mañana a 4 de la tarde. Pese a ello, nunca desfalleció en su alegría por vivir.
Su hermana está convencida que la fe de sus padres, quienes rezan todas las mañanas se levantan a las 5 para rezar por sus hijos, lo volvió a salvar. Hoy, milagrosamente y pese a lo desastrozo del accidente, su condición es estable y esta a la espera de una cirugía.
La siguiente, es una nota publicada por su hermano en su cuenta de Facebook:
"Un 27 de febrero, 9h30am, mientras se escuchaba la melodía de las bandas de Guerra, nacía en Gualaquiza el primer amor de Ruperto y Rosa. Un niño destacado en sus estudios y en el deporte, realizó sus estudios primarios en la Escuela “Pedro de Vergara” y a su vez, en el Colegio “Río Cenepa” sus estudios secundarios. Su mayor anhelo, incluso antes de culminar sus estudios, fue cumplir el sueño americano.
Sueño que tras 7 intentos fallidos logró cumplir al emigrar a Estados Unidos. Vivir en el país del Norte le permitió ayudar por 10 años consecutivos a sus padres, sin embargo, ante una insuficiencia renal, se vio obligado a retornar a Ecuador en el año 2013.
Trabajando en techos donde posiblemente, contrajo su enfermedad
Sus padres lo recibieron con los brazos abiertos, predispuestos a llevarle a la clínica y hacer todo lo posible SALVAR LA VIDA DE SU HIJO.
Luego su recuperación y al ser un hombre de trabajo intentó laborar en su país, no obstante, la mayoría fueron fracasos. Así, después de una inalcanzable búsqueda se dedicó finalmente al transporte. Cuya experiencia se vio afectada la noche fría del 11 de febrero, donde tuvo una batalla, sobrevivir a una caída de 600m, de la cual salió milagrosamente con vida.
Nunca acostumbro a escribir historias, pero si hoy lo hago es para decirles que DIOS SI EXISTE. Att: Su hermano, Diego".