Viajaban sin contratiempo desde Gualaquiza. Habían salido a las 7 de mañana en el bus 36 hacia Cuenca, sin imaginar que pasando Cerro Bosco, un aluvión de palos y tierra saldría a su encuentro.
Estallaron los vidrios del frente hiriendo al chofer y al dueño del bus, que viajaba en el asiento de pasajero. La fuerza del impacto reventó las llantas frontales y los viajeros sintieron que les llegó el día del juicio.
Ventajosamente, sus 30 pasajeros han vivido para contarlo. Los únicos heridos en esta ocasión han sido el chofer y el dueño del bus que fueron trasladados al hospital del cantón Limón Indanza.
Los pasajeros han viajado a su destino en un bus de la Cooperativa Turismo Oriental que venía próximo, mientras que familiares y amigos intentan limpiar el vehículo averiado para llevarlo a reparar.