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EN LAS REDES SOCIALES SE PROMUEVE LA ORGÍA Y DROGA EN ADOLESCENTES



No hay espacio para la ingenuidad. En un hotel, al sur de Cuenca, es la “caída”, una fiesta organizada por adolescentes para adolescentes. La entrada cuesta cinco dólares, aunque las chicas pasan gratis.


La Dinapen rastrea las redes sociales, va a los sitios en donde hay caídas y rescata a los jóvenes

En el primer piso todo está oscuro. Son las 16:00, pero se las arreglaron para que pareciera de noche. Hay luces robóticas, un DJ que mezcla música electrónica, barra libre, hierbas y pasta base de cocaína.

En el segundo nivel está una piñata de condones y los cuartos mientras que en el tercer piso hay dos piscinas, más alcohol y más drogas. Esta escena la describe una joven de 16 años que estuvo hace un año en esa fiesta y fue rescatada por la Dinapen, Dirección Nacional de Policía Especializada para Niños, Niñas y Adolescentes.

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La chica cuenta que se enteró de esa “party” porque le llegó la invitación a través de una cadena por WhatsApp. Decidió juntarse con unos primos y se fueron. Todos eran menores de edad, en la fiesta había chicos desde los 11 años hasta los 25. Empezaron a bailar, comieron algunas gomas alcoholizadas y después se fueron al segundo piso. “En ese lugar tenían sexo. Lo hacía el que quería”, recuerda y asegura que no hay abusos sexuales, “Todos tienen relaciones porque quieren”, repite. Ella jamás ha escuchado lamentos ni arrepentimientos por parte de las chicas.

En el tercer piso del hotel los chicos ya estaban dentro de las piscinas, se bañaban mientras tomaban y se drogaban. Ese día la diversión les duró poco. “Hicieron mucho ruido y los vecinos llamaron para denunciar”, asegura la joven y recuerda que a las 17:00 irrumpió la


Dinapen A todos les pidieron la cédula de identidad, a los que eran menores de edad los metieron en unos buses y se los llevó la policía. Sacaron a unos 200 jóvenes, recuerda la chica que cuenta la historia. “Había gente mojada, otros borrachos, pero a la policía no le importó”, repite. Después de que los sacaron a todos se los llevaron a la sede de la policía y se los entregaron a los representantes.

“No pasó nada”, suelta la joven, se ríe y comenta que todos los fines de semana hay “caída”. Las organizan en cualquier parte de la ciudad, pero la mayoría son en casas abandonadas, en locales o en las casas de los chicos cuyos padres están viajando o fuera del país . En las invitaciones los adolescentes escriben el precio de las entradas que varía entre tres y 10 dólares. También explican si habrá barra libre, gomas o barriles alcoholizados y en algunas ofrecen marihuana o la droga que vayan a consumir.

Para los jóvenes es fácil encontrar alcohol, drogas y tabaco. “La droga la compran por el Parque de la Madre, el alcohol y los cigarros en tiendas”, continúa la muchacha, y su declaración encaja con un informe divulgado en 2013 por el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos, INEC, en donde consta que los adolescentes compran licor en tiendas sin ningún inconveniente.

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Esto a pesar de que el artículo 396 del Código Orgánico Integral Penal, COIP, deja claro que la venta de licor a menores está considerada una contravención de cuarta clase y es sancionada con pena de privativa de libertad de 15 a 30 días.

Además el dueño del local tiene que pagar una multa de 100 dólares si es la primera vez que es descubierto vendiéndole alcohol a un menor, pero si es reincidente debe cancelar 150 dólares, la clausuran el local y debe ir detenido. El estudio del INEC también expone que 912.000 ecuatorianos consumen alcohol en el país. De este universo, un 2,5 por ciento son jóvenes entre 12 y 18 años.


“La Ruleta” y las redes sociales Para el psicólogo especializado en infancia y adolescencia, Cristhian Delgado, el acceso sin control en las redes sociales que tienen los jóvenes es el principal problema y radica en la familia. “Los padres tienen que supervisar y establecer límites”, puntualiza Delgado. Él se dedica a atender a grupos de muchachos y en medio de sus terapias ha descubierto que en las “caídas” no solo toman, se drogan y mantiene relaciones sexuales, como describió la chica rescatada por la Dinapen, sino que los adolescentes también hacen orgías.

El psicólogo explica que hay “caídas” más privadas a las que asisten unos 24 jóvenes, entre chicas y chicos. El denominador común en todas las “caídas” son las drogas y el alcohol, pero en estas fiestas reservadas la principal atracción es la “Ruleta”. Los jóvenes sortean retos que van desde un trago de aguardiente hasta orgías en las que una chica mantiene relaciones sexuales con tres adolescentes a la vez.

También se dan prácticas homosexuales en las que los chicos hacen sexo oral a personas de su mismo sexo. Otro de los retos es el de “Vive la vida en cinco segundos”, este consiste en que una joven y un adolescente entren a un baño y en menos de cinco segundos terminen el encuentro sexual.

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Todo lo organizan a través de las redes sociales. Lo cuelgan en los muros y lo ven todos los “amigos” virtuales que los jóvenes tengan en esta red social. “Los padres no se dan cuenta porque muchos ni siquiera manejan la tecnología mientras que otros están sumergidos en su propio mundo virtual”, explica Delgado.

El deber de los padres se ha trasladado al Estado y organismos como la Dinapen y la Intendencia de Policía del Azuay tienen que estar alertas en las redes sociales. Un grupo de inteligencia se ha dedicado a vigilar de cerca a los jóvenes. El jefe provincial de la Dinapen, capitán Carlos Fuel, explica que los jóvenes no tienen seguridad personal dentro de las “caídas”.


En los locales no hay salidas de emergencia ni extintores para combatir incendios, además de que en la mayoría de las casas los jóvenes están hacinados. Cuando la policía tiene la certeza de que hay venta de alcohol y drogas intervienen. “Los adolescentes merecen atención prioritaria y mientras que haya droga o alcohol están en riesgo y nosotros los recatamos”, explica Fuel.

Su trabajo consiste en montar a los jóvenes en buses, llevarlos a la sede de la policía y entregárselos a sus padres. Los hacen firmar un acta y dejan ir a los muchachos. “No son detenidos y tampoco queda reseñado en base de datos”, explica.

Coordinación Coordinado con la Dinapen trabaja el intendente, Roberto Alvear. Acompaña a los miembros de la Dinapen a entrar en las “caídas” y es el responsable de hacerle revisión a las cédulas y si encuentra a menores de edad clausura el local y les pone multas de 100 dólares.

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El intendente recuerda que durante su gestión, que empezó en mayo de este año, ha hecho varios allanamientos en las “caídas” y ha incautado armas de fuego, armas blancas, droga, tabacos y alcohol. Explica que la droga más común en las fiestas clandestinas son la marihuana y la pasta base. “Son muy fáciles de conseguir y son económicas”, asegura el Intendente.

Entre los meses de octubre, noviembre y diciembre hay un repunte de las “caídas”, porque los jóvenes están en clases. Cuando llegan las vacaciones baja la cantidad de fiestas clandestinas. El capitán Fuel recuerda que en 2015 intervinieron en unas 25 fiestas clandestinas y que en este año van un promedio de 14 intervenciones.

Él se lo atribuye al trabajo que ha hecho la Dinapen, organismo que lidera, pero el intendente ha descubierto que los jóvenes han cambiado su modus operandi y que ahora se citan en plazas o parques, allí los busca un bus y los trasladan hasta las casas en donde hacen las “caídas” y nadie puede enterarse en donde es.


Modus operendi

“Son hijos de la tecnología”, declara el psicólogo Delgado y concluye que la única forma de proteger a los adolescentes es que los padres intenten entrar en ese mundo virtual, pongan límites para evitar que influyan en las decisiones de los más vulnerables. PUBLICIDAD:


La joven que fue rescatada por la Dinapen insiste en que no es posible que la policía rastree las fiestas y que tampoco es justo para la juventud que se les impida divertirse, a esto el intendente responde que está a favor del esparcimiento sano.

“Nosotros hemos dado permiso para conciertos de adolescentes y también para fiestas, pero tiene que haber personas mayores de edad que estén atentos”, recalca.

Durante la entrevista con la joven que fue rescatada por la Dinapen, aseguró que después de eso ha ido a otras “caídas” que han sido más decentes, asegura y suelta una carcajada, pero la experiencia de haber estado en la policía por horas no sirvió de escarmiento.

El sexo, las drogas y el alcohol son la principal atracción en las “caídas”. Datos de la Organización Mundial de la Salud, OMS, traducen que el alcoholismo es la causa de muerte de 2,5 millones de personas en el mundo y 320 mil son jóvenes de 15 a 20 años.

"Hay que disfrutar... A ´caída´ que me invitan ´caída´ que voy, es normal”, repite la chica que todavía tiene cara de niña. Aunque muchos no quieren verlas y menos enfrentarlas, estas fiestas son la diversión de un amplio segmento de jóvenes.

http://www.eltiempo.com.ec/noticias/sucesos/9/402296/adolescentes-se-danan-en-caidas-de-drogas-y-sexo

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