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ENCUENTRAN CADÁVER ABANDONADO EN CENTRO DE GUAYAQUIL



Amaneció este domingo 29 de marzo de 2020, un poco antes de que el reloj marque las 06:00 y de que las palomas vuelen en busca un escaso alimento, porque las tiendas, los restaurantes y los otros sitios de esta zona donde antes alimentaban a las aves, están cerrados ya 12 días.



Un cadáver estaba envuelto en una funda negra sobre una sábana de colores vivos que contrastan con la muerte que rodea a todo el Ecuador.


¿Quién es el difunto, de qué murió? En tiempos como este todo el mundo especula. “Es por coronavirus”, dicen unos, casi todos. Lo presumieron los dos jóvenes que desde sus bicicletas y con la imaginación encendida hablaban de la causa de su muerte.



Los tres policías con guantes y mascarillas, que estaban cerca en un patrullero, porque ahí a la vuelta, en la calle Quisquís, hay un pequeño cuartel, solo miraban; esperaban a que llegara Medicina Legal para que haga el levantamiento rutinario por estos días donde el COVID-19 es el tema de conversación y la causa de todos los males.



Allí, en la esquina, al frente del Instituto Técnico Bolivariano y al lado de un estacionamiento, donde hay un recipiente metálico para botar la basura, estaba aún el cuerpo, tieso y frío, de alguien a quien, por referencia de un vecino, no lo mató al virus. ¿Qué lo mató entonces?



A este señor, aparentemente del extranjero, de Connecticut (EE.UU.), de 85 años, lo mató supuestamente, y por versión de un inquilino, un cáncer terminal en la próstata y la diabetes.


Se había hecho, ya hace algún tiempo, la colostomía (procedimiento quirúrgico en el que se saca un extremo del intestino grueso a través de una abertura hecha en la pared abdominal).



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