«𝑺𝒐𝒍𝒐 𝒖𝒏 𝒎𝒐𝒏𝒔𝒕𝒓𝒖𝒐 𝒑𝒐𝒅𝒓í𝒂 𝒂𝒔𝒆𝒔𝒊𝒏𝒂𝒓 𝒂 𝒖𝒏𝒂 𝒏𝒊ñ𝒂 𝒅𝒆 𝒅𝒐𝒔 𝒂ñ𝒊𝒕𝒐𝒔», 𝒅𝒊𝒋𝒐 𝒖𝒏𝒐 𝒅𝒆 𝒍𝒐𝒔 𝒕𝒂𝒏𝒕𝒐𝒔 𝒄𝒐𝒎𝒆𝒏𝒕𝒂𝒓𝒊𝒐𝒔 𝒒𝒖𝒆 𝒓𝒆𝒑𝒖𝒅𝒊𝒂𝒏 𝒆𝒍 𝒄𝒓𝒊𝒎𝒆𝒏 𝒅𝒆 𝑰𝒔𝒃𝒆𝒍𝒍𝒂. En #Guayaquil
El crimen atróz por la saña con la que se cometió y por tener entre las víctimas a una inocente niña de dos años de edad, queda en la historia de los hechos polciiales, como uno de los mas malvados de la nación.
La niña de dos años fue golpeada en la cabeza y recibió un disparo.
¿Qué culpa tenía?.
— La gente piensa que los carniceros sólo están en las cárceles. Señores en las calles hay muchos—, dijo Carlos Benítez, internauta.
— Estos asesinos no merecen ir a la cárcel, el que mata a un angelito no tiene derecho a vivir—, soltó Rosario Castro.
Francisco Ibáñez, de 52 años y esposa, Victoria Alvarado, de 45; el hijo de ambos, Eduardo Ibáñez, de 23, y su pareja, Mireya Llerena, de 27 fueron degollados y baleados.
La niña de dos años y su abuela recibieron disparos en la cabeza; el padre, abuelo y la madre fueron degollados.
Este sector sería dominado por la banda de Los Lagartos.
Se presume que Eduardo Ibañez, 'Edu', era de Los Choneros.
En una pared blanca que está en la casa contigua a la de la familia que fue asesinada en el Guasmo sur estaba pintada la siguiente leyenda: “Edu sapo”. Tenía además dos emoticones de caras felices, una de ellas con dos estrellas en remplazo de los ojos. Aquello fue pintado con aerosol dorado.
La frase hacía referencia a uno de los cinco integrantes de la familia Ibáñez Alvarado que fueron asesinados en su vivienda en la cooperativa Proletarios sin Tierra, en el Guasmo sur, en el sur de Guayaquil.
Y la leyenda pintada con aerosol fue colocada, según vecinos, en la noche del sábado o madrugada del Domingo 14.
Con el diminutivo de Edu era conocido en el barrio uno de los fallecidos, el hijo de los esposos Ibáñez Alvarado. El joven, Eduardo Ibáñez Alvarado, de 23 años, se dedicaba a reparar celulares en el sector de la Bahía, según la denuncia presentada por la tía del occiso en la Fiscalía.
Pero los vecinos de él comentaron que, al parecer, “el chico andaba en algo”, mencionó un morador del barrio, donde comentan que sería territorio de ‘los lagartos’. Edu estuvo detenido en 2013 por tenencia de 0,30 gramos de cocaína, pero fue liberado al mes porque se comprobó, a través de exámenes toxicológicos, que el joven era adicto a esa sustancia.
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En la vivienda encontraron los cinco cuerpos en descomposición, de los esposos Francisco Eduardo Ibáñez Caicedo (52) y Victoria del Rocío Alvarado Rodríguez (45), su hijo Eduardo, la pareja de él, Mireya Llerena Merino (27), y su pequeña hija, Isabela, de 2 años.
Durante el levantamiento de los cadáveres, el fiscal Nicolás Pulecio comentó que como los cuerpos estaban en descomposición se debía esperar la autopsia para conocer las causas de muerte. Este procedimiento se hizo ayer en el Laboratorio de Criminalística.
Una de las personas fallecidas, Victoria Alvarado Rodríguez, tenía fractura de cráneo causada por la herida de arma de fuego, y las otras cuatro murieron por hemorragia externa provocada por arma cortopunzante en las arterias carótida y yugular del cuello. La pequeña Isabel, además de ser degollada, presentó fractura de cráneo.
La tía del occiso, en la denuncia, narró que al no poder contactarse con su hermano durante varios días acudió a la vivienda a buscarlos. Tocó por 20 minutos la puerta, pero nadie contestó. “Se me hacía raro ver por la hendija que una cortina se movía dentro de la casa”, relató. Al no tener noticias y al conocer por los vecinos que tampoco los habían visto desde hace varios días, acudió a la Policía para ingresar a la casa.
Una vez dentro noté que el aire acondicionado estaba encendido y cuando abrí una de las ventanas, pude ver el cuerpo de mi cuñada.., que estaba en el piso boca abajo, ya sin vida. Además, uno de los policías, usando un fierro, logró abrir la puerta de la casa y ahí vimos el cuerpo sin vida de mi hermano (Francisco Ibañez).., de ahí salimos, solo quedaron los policías señaló la tía de Eduardo Ibañez Alvarez, en la denuncia presentada hoy en la Fiscalía.
En el barrio, la última vez que vieron a la familia fue la tarde del lunes 8 de marzo, cuando llovía en el sector. “A las 17:00 fue la última vez que lo vi”, comentó un vecino que ese día arreglaba el auto de Francisco Ibáñez. “Le pedí que compre un repuesto y él se fue a comprar a la ferretería. Desde ahí no supe nada más de él”, recordó el electromecánico, quien prefirió no dar su nombre. Tras esperarlo durante un par de horas, aseguró, lo fue a buscar a su casa, pero por la lluvia no esperó mucho tiempo y se retiró. Nadie escuchó nada, según los vecinos.
“Golpeé la puerta, pero nadie salió. Pensé que de pronto habían salido. Al día siguiente también regresé y nadie salió. Me pareció muy raro, porque él nunca deja el carro afuera, él llegaba y lo guardaba”, sostuvo el vecino, quien lamentó lo ocurrido con esta familia a la que él consideraba tranquila.
La hora estimada de la muerte de la familia, según un informe de la Dinased, fue a las 17:30 del lunes 8, apenas treinta minutos después de haber sido visto por el mecánico de Francisco Ibañez. La posible motivación del crimen, que maneja la Dinased, es “violencia criminal-delincuencia común”. No se dio mayores detalles.
Francisco Ibáñez, quien presentaba una detención por robo en 1994, laboraba como taxista informal en su auto negro. “Él no se metía con nadie”, dijo una vecina que conoce a la familia hace más de 20 años, desde que llegaron a vivir al sector. Otro morador, José, también sorprendido con el asesinato de la familia, sostuvo que la última vez que vio a Edu fue la mañana del mismo lunes: “Él iba a comprar a la tienda, con su hija en brazos. Me da tanta pena cómo pudieron matar a una criatura, que no tiene culpa de nada”.
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“Desconozco si tenían enemigos o algún problema con alguien o alguna amenaza que ellos hayan recibido”, relató la tía del occiso, en la denuncia, en la cual también comentó que escuchó a los policías decir que uno de los fallecidos habría recibido disparos y otros al parecer tenían cortes de arma blanca.
Los parientes de la familia, que prefirieron no dar declaraciones, se acercaron hoy al Laboratorio de Criminalística para retirar los cuerpos, pero hasta las 19:00 aún no lo habían hecho.
Los moradores del sector se quejaron de la inseguridad de la zona por los robos constantes y por la presencia de “hacheros” que se instalan en las esquinas. “Aquí hay que estar guardados en la casa, porque a toda hora roban”, dijo un vecino, quien sostuvo además que falta control policial. “No se los ve a los policías, no pasan. Vienen de repente, aquí necesitamos que hagan rondas constantes”, apuntó otra habitante de este sector.
En los exteriores de la vivienda, en la pared de la casa contigua a la de la familia asesinada, está el mensaje "Edu sapo". Fotografía: Carlos barros
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