No hay resignación ante la muerte de una familia

"Todavía no puedo creer que mis hijas estén bajo estas carpas y en esos ataúdes. Queremos que nos ayuden, no tenemos recursos", entre lágrimas contó su tragedia, José Daquilema, padre, abuelo y suegro de los cinco fallecidos, quienes quedaron sepultados dentro de su vehículo, luego que abruptamente bajara un deslizamiento en el sector de Cotaló.

Los cinco féretros, los más baratos del mercado fúnebre, se encontraban dentro de una carpa de Gestión de Riesgos, en medio un polvoriento patio. Se evidenciaba la pobreza en la que viven los deudos, quienes no paraban de llorar la partida de sus amados.

Hasta Oso, el perro de la familia extraña a sus amigos
Fuimos a la vivienda de los desafortunados ubicada en el barrio Lucerito, perteneciente a la parroquia Licán. Nos esperaba un pequeño perrito de nombre Oso.

Mientras nos acercábamos, el can lloraba, como extrañando a sus amos a quienes nunca más volverá a mover su cola. En una ventana pudimos observar la imagen de una Vírgen y el niño Jesús. Sin duda eran muy devotos, es por eso que fueron hasta Baños a bendecir su auto, que por cierto, compraron con un préstamo en una cooperativa de ahorro y crédito. "No sabemos que va a pasar con las deudas", balbuseaba, José, mientras limpiaba sus lágrimas.

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